Somos muchos los ciudadanos y organizaciones de todo tipo con un interés e inquietud por nuestro entorno más inmediato. Vivimos en un entorno privilegiado, a los pies de la Sierra de Guadarrama, y sin embargo en demasiadas ocasiones desconocemos aspectos básicos de ese entorno. A muchos nos gustaría recorrer y conocer un poco más profundamente los alrededores de nuestro pueblo, nos interesaría conocer la pequeña y gran historia de los pueblos cercanos y de los caminos que los han comunicado a lo largo de los siglos.
Somos muchos también los que compartimos la preocupación por el nivel de destrucción de la sierra, la urbanización masiva y la destrucción de la identidad de nuestros pueblos. Vecinos de toda la vida y los que se han ido incorporando con los años, eligiendo este entorno sobre otros posibles, compartimos que nos gustaría que se conservasen los valores ambientales que nos rodean para nosotros y nuestros hijos.
Pero para respetar hay que conocer y apreciar. Hay que “pisar” el camino y reconocer las señales que la naturaleza y el hombre han ido dejando en sus linderos. Nuestros hijos tienen que apreciar la flora y la fauna que nos rodean. Saber como se degenera el encinar y como, por si mismo, es capaz de regenerarse; el papel de la jara, la retama o el romero, en ese proceso; la importancia del conejo como fuente de proteínas en la cadena alimenticia, la belleza del paisaje serrano, las huellas arqueológicas del quehacer humano. Todos estos y muchos más son aspectos que tenemos que interiorizar para enseñar a las generaciones siguientes. Por eso creemos que para defender, previamente hay que conocer, respetar y apreciar, es decir, es necesario divulgar, es necesario mostrar y asimilar los valores que nos rodean.
Somos muchos también los que compartimos la preocupación por el nivel de destrucción de la sierra, la urbanización masiva y la destrucción de la identidad de nuestros pueblos. Vecinos de toda la vida y los que se han ido incorporando con los años, eligiendo este entorno sobre otros posibles, compartimos que nos gustaría que se conservasen los valores ambientales que nos rodean para nosotros y nuestros hijos.
Pero para respetar hay que conocer y apreciar. Hay que “pisar” el camino y reconocer las señales que la naturaleza y el hombre han ido dejando en sus linderos. Nuestros hijos tienen que apreciar la flora y la fauna que nos rodean. Saber como se degenera el encinar y como, por si mismo, es capaz de regenerarse; el papel de la jara, la retama o el romero, en ese proceso; la importancia del conejo como fuente de proteínas en la cadena alimenticia, la belleza del paisaje serrano, las huellas arqueológicas del quehacer humano. Todos estos y muchos más son aspectos que tenemos que interiorizar para enseñar a las generaciones siguientes. Por eso creemos que para defender, previamente hay que conocer, respetar y apreciar, es decir, es necesario divulgar, es necesario mostrar y asimilar los valores que nos rodean.
Aunque la Asociación nace en un pueblo concreto- como podía haber surgido en cualquier otro- lo hace con vocación de actuar en todo el territorio histórico que comprendía, por decisión de Alfonso X el Sabio en el siglo XIII, el Real de Manzanares: entre otros Villanueva del Pardillo, Las Rozas, Galapagar, Colmenarejo, Villalba, Alpedrete, Moralzarzal, Guadarrama, Cercedilla, Los Molinos, Cerceda, El Boalo, Manzanares el Real, Colmenar Viejo, Hoyo de Manzanares y el propio Torrelodones.
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